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‘Nada es al azar’. Cárteles hacen estudios de mercado y usan equipos de vigilancia para robar camiones

“Cada vez hay más jóvenes, chavitos de 14 o 16 años metidos en eso, me tocó que uno de ellos me aventó piedras para que me detuviera y luego otros mayores se subieron para robarme el camión”, nos refiere un operador en la zona de occidente.

El testimonio del operador de carga hace referencia al tramo perteneciente al Municipio de San Martín Texmelucan, en Puebla. Sin embargo, los robos se dan en prácticamente todos los tramos carreteros del país.

Los hurtos al autotransporte de carga es una práctica que se ha incrementado de manera alarmante en los últimos 15 años. De 2010 a 2017, los robos aumentaron 106% y más del 90% de ellos, son efectuados con violencia.

La importancia que representa el movimiento terrestre de carga en México (cerca del 60% de todos los productos que se comercializan en el país se mueven por carretera), no ha pasado desapercibido por los grupos criminales, quienes ven en él un negocio más que redituable.

En meses pasados, se advertía sobre un promedio de 50 a 100 robos a transportistas en toda la república, hoy son alrededor de 70 u 80, si consideramos que el robo al autotransporte de carga aumentó casi 10% durante la pandemia.

De pequeñas bandas a poderosos cárteles

inseguridad carretera

Así como la seguridad para evitar atracos ha evolucionado, la delincuencia también lo ha hecho. Atrás han quedado aquellas pequeñas bandas de asaltantes dedicadas a robar unidades.

En su lugar, redes bien estructuradas integradas por individuos fuertemente armados y que trabajan para poderosas células de los principales cárteles del país son una constante.

De acuerdo con un estudio de Borderland Beat, la mayoría de los grupos delictivos utilizan una metodología similar para cometer el robo. No atacan a los camiones al azar. En cambio, realizan estudios de mercado, analizando rutas, puntos débiles y víctimas potenciales.

Según especialistas, existe un patrón muy claro de las cargas que se roban de los camiones. Son bienes que no son fácilmente reconocibles y que pueden venderse en cualquier lugar, ya sea a través de mercados mayoristas o comercios minoristas, sin dejar rastro de su origen.

Las cargas más buscadas son alimentos y bebidas, bienes industriales y de construcción, alcohol, combustibles y autopartes.

Luego de realizar el estudio de mercado y seleccionar un camión con su carga, se establece la ruta de la carga. El 93% de las veces los ataques suelen tener lugar en medio de las carreteras durante las primeras horas de la mañana.

Según Borderland Beat, las operaciones de robo están muy bien coordinadas por la mayoría de los grupos. De hecho, todos siguen un patrón; los diez grupos se subdividirán en varios “grupos de trabajo”.

Uno de ellos es el equipo de vigilancia (compuesto por varios individuos con teléfonos móviles o walkie talkies, que alertan a sus compañeros sobre dónde está el camión). Es decir, desde días antes conocen sus rutas, movimientos y áreas donde descansan o cargan.

Todo está fríamente calculado

Luego le toca el turno al equipo de asalto. Los grupos delictivos utilizan autos o camionetas con las que detienen la unidad (a veces disparando contra el parabrisas o lanzando piedras).

Para evitar que el conductor notifique sobre el asalto, los grupos tienden a usar bloqueadores de señal que compran a través de Internet, que también se utilizan para bloquear la señal del dispositivo de rastreo GPS automatizado que llevan la mayoría de los camiones.

Una vez que el camión se ha detenido, bajan al conductor de la cabina. El siguiente paso varía, algunos transfieren la mercancía a otros camiones y abandonan la unidad, otros sacan el camión de la carretera y lo llevan a un lugar cercano donde se saquea la carga.

Finalmente, si el grupo delictivo es lo suficientemente sofisticado, puede incluso tener instalaciones clandestinas donde la carga se transfiere de manera segura e incluso se desarman los vehículos, sin dejar rastro de la existencia misma del camión.

Por ejemplo, en tramos de la México-Puebla, así como la carretera Federal 150D que conecta Puebla con el municipio de Orizaba, las unidades son resguardados en reductos subterráneos o ‘bunkers’.

De esta manera y al tratar de ubicar tanto a los delincuentes como al transporte robado, los afectados sólo observan las milpas y no ven ni el camión ni la mercancía que se llevaron.

Posteriormente, las bandas delictivas esperan que las unidades y piezas ‘se enfríen’, ya que tienen un sistema para vender el tracto, la caja y la mercancía, todo ello con el objetivo de desaparecer todo. Esta forma de ‘robo total’ se da mayoritariamente en los tramos que pertenecen al estado de Puebla.

Las carreteras son controladas por los grupos criminales

Según cifras oficiales, la Carretera Federal 150D que conecta la Ciudad de México con el puerto de Veracruz es una de las más peligrosas para las actividades del autotransporte, principalmente porque atraviesa el estado de Puebla, específicamente la zona conocida como Triángulo Rojo.

Además, se tienen otras carreteras identificadas como la Federal 57D que conecta CDMX con Saltillo, Coahuila, así la Federal 15D que enlaza CDMX con Hermosillo, Sonora, entre muchas otras.

Cualquier grupo que cargue un cargamento de droga en un tráiler y use alguna de las rutas terrestres corre el riesgo de perder toda la carga si el camión ha sido asaltado.

Por lo tanto, es vital para estas organizaciones controlar las principales rutas de transporte por las que sus productos llegan a su destino final.

“En la carretera México-Puebla, desde la caseta San Martin Texmelucan hasta la Esperanza hay 50 robos diarios. ¿ustedes creen que no sabe la policía? Claro, pero es una mafia que la tienen ahí controlada”, advierte Édgar Chiang, Director Comercial de Blac Solutions, en una entrevista publicada en el canal de la compañía.

Esto se aplica a prácticamente todas las carreteras mencionadas. La Carretera Federal 150D, por ejemplo, conecta CDMX con el puerto de Veracruz, uno de los puntos de entrada de armas y productos falsificados de Asia, así como un punto de partida para el envío de metanfetamina y cocaína a Europa y EU.

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