
De 12,362 personas arrestadas por actividades ligadas al robo de combustible desde 2016, únicamente seis fueron trabajadores o ex trabajadores de Pemex. En 2024 y hasta julio de 2025 no cayó ningún empleado de la petrolera. El contraste entre el tamaño del delito y las pocas detenciones internas enciende alertas: el mercado ilícito crece, pero la rendición de cuentas dentro de la empresa productiva del Estado prácticamente no existe.
El dato duro
La Unidad de Transparencia de Pemex reportó 1 detención en 2017, 2 en 2019, 2 en 2022 y 1 en 2023. Después, silencio. El desfase entre decomisos y responsabilidades internas alimenta la percepción de impunidad.
Lo que dicen los especialistas
Analistas anticorrupción coinciden: minimizar el fenómeno en el discurso público, sin denuncias y sanciones efectivas dentro de Pemex, generó un incentivo perverso. Los operativos con incautaciones pero sin responsables restan credibilidad y refuerzan la idea de complicidad u omisión.
Tamaño del agujero
- Se estima que una fracción relevante del combustible en circulación tiene origen ilícito (tomas clandestinas, mezclas irregulares y “huachicol fiscal”).
- Pemex calcula pérdidas por miles de millones de pesos al año solo por tomas clandestinas, sin considerar el componente fiscal.
Operativos… pero pocos responsables
A pesar de aseguramientos recientes —desde carrotanques hasta minirrefinerías—, las capturas al interior de la empresa no se mueven. Autoridades de control interno han anunciado auditorías reabiertas sobre contratos vinculados a posibles sobornos a exfuncionarios.
Por qué importa para el mercado
Para transportistas, gasolineros y usuarios industriales, la falta de sanciones internas mantiene distorsionado el mercado de combustibles, presiona precios, erosiona la recaudación y fortalece cadenas criminales que impactan la logística y la seguridad en carreteras. Sin controles internos reales y procesos disciplinarios en Pemex, el golpe al delito seguirá cojo.
Fuente base: El Universal.