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Se cumplen 33 años del vuelo del desplome del vuelo de Aeroméxico en Los Ángeles

“Buenos días”, saludó el piloto mexicano Arturo Valdez a la torre de control del aeropuerto de Los Ángeles (LAX) a las 11:47 am del domingo 31 de agosto de 1986. El vuelo 498 de Aeroméxico con 58 pasajeros y 6 tripulantes se acercaba a su destino final. Despegó de la Ciudad de México y realizó tres escalas entonces usuales en Guadalajara, Loreto y Tijuana.

Nunca llegó a la pista de aterrizaje en LAX. A las 11:52 am la cola del jet Douglas DC-9 fue impactada por una avioneta con tres personas a bordo. El choque ocurrió a 6,589 pies de altura, cuando las aeronaves volaban sobre Cerritos, un suburbio en el sureste del condado de Los Ángeles.

“¡No puede ser!”, expresó por última vez el piloto al sentir el golpe, según la investigación sobre este accidente que dejó un saldo de 82 muertos, incluyendo a 15 personas que estaban en tierra, varios en sus casas. Se cree que el piloto de la avioneta, William Kramer, de 53 años, ascendió sin autorización porque sufrió un paro cardiaco en pleno vuelo, pero eso jamás se confirmó.

Su avioneta, una Piper PA-28 Archer, se desplomó en la cancha de una primaria y el DC-9 de Aeroméxico cayó en un tranquilo barrio. El radio de destrucción alcanzó varias cuadras y más parecía una zona de guerra. Las imágenes de los medios de comunicación mostraban fragmentos de la aeronave en calles y patios. Varias casas quedaron reducidas a cenizas. Bomberos y policías realizaron las labores de rescate.

“Su cabina de pasajeros se estrelló al revés y explotó en una zona residencial cerca de la esquina de Carmenita Road y 183rd Street en Cerritos, dañando casas en Holmes Avenue, Reva Circle y Ashworth Place”, reportó al día siguiente el periódico Los Angeles Times.

La icónica imagen del jet DC-9 cayendo en picada fue tomada por el entonces Comisionado de Planificación de Cerritos, Al Francis, quien fotografiaba a su nieta en su casa en el momento del accidente aéreo. La imagen fue incluida en la investigación.

Al revisar el contenido de las cajas negras, las autoridades federales concluyeron tras varios meses de pesquisas que los pilotos de Aeroméxico no tuvieron ninguna culpa.

Para evitar que ocurran percances similares, ahora la Administración Federal de Aviación (FAA) exige a las aerolíneas que coloquen en sus aviones un sistema anticolisión TCAS (Traffic alert and Collision Avoidance System) el cual reporta datos sobre distancia, rumbo y altitud entre aeronaves cercanas.

“Me salvé de la muerte ese día”

“Escuchamos el avión aproximarse y cada vez se oía más y más fuerte, y en cuestión segundos nos dimos cuenta de que algo se estrelló”, relató el día del avionazo un sobreviviente, cuya vivienda quedó destruida “un 50%”, al Canal 9. “La casa al lado de la nuestra desapareció, se estaba quemando”, agregó.

El periodista Randy Economy recuerda el incidente como “un aniversario muy oscuro en mi vida”.

“Me salvé de la muerte ese día. Todos fuimos parte de la trágica historia que se desarrolló a nuestro alrededor ese hermoso domingo por la mañana en 1986”, dijo en su cuenta de Facebook.

“Los detalles de ese día y las semanas que siguieron se han repetido en mi mente un millón de veces. No se han ido hasta el día de hoy”, mencionó posteriormente a Univision Noticias.

Michelle Fenner Cooke, quien se encontraba de compras muy cerca del lugar del accidente, lo cuenta de esta manera: “El olor a caucho quemado era nauseabundo y nos quemaba los ojos. La avioneta se estrelló en el campo de la escuela frente a la casa de mis padres. Devastación total”.

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Mientras que Jeannette Noceda-Crosby, entonces una recién graduada de la carrera de periodismo, comparte: “Recuerdo haberlo escuchado sin saber lo que había pasado”.

Ella documentó lo que pasaba en su barrio y hasta le permitieron entrar a la zona impactada. “Casi me desmayo y vomité. Trabajé más de 24 horas seguidas. Nunca olvidaré ese día”, describió.

En 2011, cuando se cumplieron 25 años del choque aéreo, líderes comunitarios y familiares de víctimas se reunieron en ese sitio para recordar la tragedia. Ese día la periodista Vicky Gutiérrez lloró relatando cómo su madre y hermano tomaron el vuelo 498 en Tijuana para llegar a Los Ángeles.

“Intentando llegar a casa antes, tomaron el lugar de dos pasajeros que no llegaron. Así que se subieron al avión y lamentablemente tuvieron un final terrible”, contó Gutiérrez, reportó en ese entonces la estación de radio 89.3 KPCC.

Un monumento conmemorativo fue construido en un parque de Cerritos en el cual colocaron los nombres de las 82 víctimas de este accidente aéreo.

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