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¿Por qué el Covid-19 podría evitarle un fracaso al gobierno de México y a sus carreteras?

Recientemente se cumplió un año del primer caso registrado de Covid-19 en nuestro país, lo cual marcó el inicio del calvario para muchas personas.

Por ello, el año 2020 se caracterizó por la serie de restricciones que afectó severamente a cientos de industrias y, por ende, a miles de trabajadores que dependen directa o indirectamente de ellas.

Si bien el autotransporte fue considerado como actividad esencial, el impacto en la operación carretera por el cierre parcial obligado ante la emergencia sanitaria, paradójicamente, propició que se presentaran menos accidentes en los tramos carreteros del país.

Cifras reportadas por la Guardia Nacional durante 2020 señalan una contracción de la siniestralidad vial durante abril de ese año, donde las colisiones con víctimas cayeron 34% y la tendencia se mantuvo a la baja también durante mayo y junio.

Sin embargo, de julio a noviembre se observaron valores superiores a los registrados en 2019 (colisiones sin víctimas), aunque en diciembre nuevamente se identificaron valores inferiores al año anterior.

La reducción de la movilidad y en consecuencia del número de siniestros tuvo una mayor repercusión en la severidad, ya que se mantuvieron tasas negativas de fallecimientos, desde el mes de marzo, a excepción de agosto, octubre y noviembre que tuvieron incrementos de 17, 3 y 10% respectivamente.

Los saldos comparados con 2019 representan descensos del 5% en el total de siniestros, 11% en las colisiones con víctimas, 21% en el número de lesionados y 11% en las muertes registradas en el lugar del siniestro.

Es decir, la menor movilidad por la pandemia fue directamente relacionado con el menor número de accidentes en carreteras. Por ejemplo, en el Arco Norte hubo 1.7 millones de cruces mensuales en 2019, mientras que en 2020 se registraron 1.5 millones.

El Covid-19 podría marcar la pauta para reducir los accidentes carreteros

De acuerdo con expertos, la reducción de movilidad durante la pandemia fue reflejo de la obligatoriedad, pero puede ser el inicio de nuevas prácticas que favorezcan formas de movilidad sustentables.

“Esta situación puede marcar la pauta para establecer nuevos lineamientos como la reducción en los motivos de viaje y con ello la tan esperada reducción de las cifras de víctimas ocasionadas por el tránsito”, sostiene Cecilia Cuevas Colunga, especialista en Estudios de Ingeniería de Tránsito y Seguridad Vial.

En diversos foros de transporte se ha expuesto las bondades que conlleva una reducción en el número de viajes y que se reflejan, entre otras cosas, en una menor cantidad de emisiones en la atmósfera, una baja exposición al riesgo y los ahorros en costos de operación.

Hay que recordar que el Decenio de acción para la seguridad vial 2011-2020 fue un total fracaso para muchos gobiernos (incluyendo a México), ya que no se alcanzó la meta de reducción del 50% en el número de muertes por condiciones de tránsito.

“Ojalá que podamos nuevamente adquirir el compromiso ante el segundo Decenio de acción para la seguridad vial que entra en vigor a partir del 2021 a 2030”, dijo la especialista durante su participación en un Seminario del IMT.

El objetivo sigue siendo el mismo, reducir a la mitad las muertes por condiciones de tránsito, por lo que el Covid-19 podría generar nuevos lineamientos en movilidad para, de esta manera, alcanzar (ahora sí) la meta.

¿Crees que México lo logre?

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