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“No se dan abasto”. Así ha impactado la pandemia al transporte funerario

Don Aníbal trabajó por más de 40 años en un servicio funerario de la CDXMX, su labor se centraba primordialmente en el traslado de los cuerpos hacia el lugar del funeral y/o al cementerio.

Hoy ya retirado y con ‘sana distancia’ laboral, ve con incredulidad el aumento en la contratación de los distintos servicios funerarios debido al Covid-19.

“En todos los años que trabajé jamás había escuchado tantos casos juntos; durante los meses pasados los servicios casi colapsaban, no se dan abasto”, refiere. La visión de Don Aníbal no está fuera de la realidad.

Según cifras de la Asociación Nacional de Directores Funerarios (ANDF), durante los primeros meses de la pandemia prácticamente se triplicó el número de muertes diarias en el país, al pasar de menos de 2,000 personas (antes de la pandemia) hasta 5,000 fallecimientos diarios.

Esto dio como resultado que, durante abril y mayo, la demanda de servicios funerarios para las grandes compañías se incrementara en casi 50%.

Se estima que en nuestro país laboran entre 4,900 y 5,500 empresas funerarias (tanto formales como informales), siendo el Estado de México y Jalisco las que mayor número de compañías concentran.

Los servicios funerarios ofrecen paquetes con distintos precios y características, los cuales pueden ir desde 3,000 pesos hasta superar los 100,000 pesos. Cabe aclarar que la previsión de gastos funerarios por parte de la ciudadanía en México tiene un porcentaje menor al 2%.

Uno de los factores que determinan el precio es la distancia del traslado y el o los vehículos. Se estima que la carroza fúnebre abarca el 8% del costo del servicio. Generalmente el paquete más caro suele incluir el uso de vehículos para el transporte de la familia en caso que no utilicen sus propios autos.

Así se ha adaptado el transporte funerario a la ‘nueva normalidad’

El Covid-19 ha revolucionado el servicio de transporte fúnebre. Por ello, el Instituto Mexicano del Seguro Social, IMSS, sostiene que el personal que intervenga en el transporte debe ser informado previamente del procedimiento a seguir en el caso de producirse un incidente por Covid-19.

Tras la correcta introducción del cadáver y desinfección de la bolsa para traslado, la manipulación exterior de ésta o del ataúd que la contenga no deberá provocar un riesgo.

La ANDF advierte que, durante el transporte del cuerpo del lugar de origen al cementerio, como medida de prevención se deberá contar con un kit de embalaje adicional, en caso de que el embalaje del cuerpo llegara a sufrir algún accidente durante el traslado.

Una vez finalizada la transportación, el personal u operador debe proceder a la desinfección del vehículo y a la gestión de los residuos producidos.

¿Qué características debe tener un transporte funerario?

Las carrozas fúnebres (como comúnmente se le llaman), deben cumplir con características específicas, principalmente en la seguridad del ataúd respecto a su sujeción y manipulación.

El compartimiento del ataúd está obligado a facilitar el anclaje de los ornamentos florales y favorecer su higienización. Para ello, la carrocería se fabrica sobre un chasis alargado tipo vagoneta, cuya parte trasera está recubierta por un vidrio transparente que permite la vista total del féretro, además de equipar armazones metálicos en el piso para estabilizar el cajón.

Si bien su operación funge propiamente como un transporte de carga, su diseño es más parecido a una limusina. Por su complejo funcionamiento, la mayoría de los vehículos fúnebres están ideados sobre chasises de marcas de lujo como BMW, Mercedes, Cadillac o Jaguar.

En el caso de nuestro país, el transporte funerario debe contar con una licencia especial expedida por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, y la Secretaría de Salud. A la par, se deben tramitar placas y tarjeta de circulación específicas para este tipo de transporte.

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