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Majo Rodríguez con “diésel en las venas” al manejar un Freightliner de carreras

A la espera de concluir la contingencia para retomar sus actividades en pista, la piloto poblana María José Rodríguez Gaña se da tiempo para hacer un recuento de lo que ha sido su paso dentro del mundo del automovilismo profesional, donde sin lugar a dudas uno de los momentos más importantes para ella fue su incursión dentro de la categoría de los Tractocaminones, como parte de la cartelera de la Nascar Peak México Series.

Tal como la propia “MaJo” recuerda, fue gracias a la confianza que el Ingeniero Enrique Lopezpape le brindó que ella pudo dar el salto de los súper turismo a los “gigantes de la pista”, siendo el experimentado, Michel Jourdain padre, quien también tuvo mucho que ver, tras reconocer que la joven poblana llevaba la velocidad en las venas gracias a lo hecho con anterioridad por su padre y abuelo.

“Aunque no se sepa vengo de una familia que le gusta mucho el deporte motor, mis abuelos corrían y lamentablemente no pude llegar a verlos competir, pero mi papá también lo hizo en las motos y después también en autos turismo de resistencia y velocidad”.

Admitió que si bien sus primeras carreras en el circuito resultaron sumamente complicadas, ya que no estaban habituados a ver a una mujer en la división, ella trabajó de manera intensa en todo momento, donde el respaldo técnico de pilotos como Antonio Pérez, Michel Jourdain Júnior y César Jiménez resultó fundamental en su pronto ascenso dentro de los tractocamiones.

“En ese sentido Michel Jourdain Júnior, César Jiménez y Antonio Pérez, me apoyaron mucho diciéndome todo lo que se debía hacer, es por ello que quiero agradecerles”.

Rodríguez Gaña, actual corredora del equipo Value Parts-Freightliner, destacó que el impulso brindado por la marca automotriz que lleva el nombre del certamen fue sin duda también fundamental, puesto que desde el primer instante le brindaron el cobijo necesario, lo que a ella ayudó a obtener la confianza necesaria como para pelear a la par dentro de las pistas de asfalto.

“Son fabulosos, gente muy amable, me invitaron a conocer la planta de Santiago Tianguistenco, donde se fabrican los Freightliner y es algo espectacular, además siempre hablamos de cómo siento el ‘tracto’ y de otras cosas relacionadas con las carreras”.

En ese renglón, admitió que la categoría es mucho más férrea de lo que en un inicio pensó, donde no es que exista una falta de lealtad deportiva, sino que por el tamaño y fuerza de los vehículos, los contactos son algo constante, de lo que ha aprendido para pelear en igualdad de condiciones con los mejores del campeonato.

“No es que sean cochinos, pero es un vehículo que se presta para los contactos en carrera y que ya se le pone al tú por tú con cualquiera de sus compañeros”.

Para concluir, apuntó que si bien hoy disfruta en todos sentidos de su profesión, sabe que un título universitario es también fundamental, de ahí que se mantiene estudiando en la Universidad Anáhuac dentro de la Facultad de Ingeniería Industrial, consciente de que el deporte es pasajero.

“Mis padres, Lopezpape y Michel Júnior, siempre me han hablado de lo importante que es contar con una carrera y por eso aunque tengo muchas actividades dentro del automovilismo, le pongo muchas ganas al estudio”, finalizó.

Fuente Milenio

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