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Logística, de “Patito Feo” a negocio deseado en España

La epidemia está causando extrañas mutaciones en el mundo logístico. O, como describe el presidente de la patronal UNO, Francisco Aranda, “movimientos contradictorios” debido, por una parte, “a la caída del B2B [la relación entre fabricantes y empresas subcontratistas], de cerca del 50% y al impulso inédito al comercio electrónico”.

Aranda cita que el e-commerce “ha crecido un 20% con productos que antes no se adquirían por internet y ahora sí”. Eso ha obligado a reaccionar a toda prisa a los operadores logísticos. Mientras otras actividades se desmoronan, los inversores han olido el negocio y van tras el rastro del dinero.

Un informe de BNP Paribas Real Estate habla de que la contratación de naves en Madrid se ha disparado un 57% en el primer semestre (223.274 metros cuadrados) por la pujanza de la demanda en el Corredor del Henares y poblaciones periféricas como Coslada, Alovera, o San Fernando.

En Barcelona sí se aprecia un descenso que David Alonso, su director de Research, achaca a dos grandes operaciones logísticas de 2019 que pueden distorsionar la comparación. Pero en general, cree que la logística se salva de la quema gracias a que se han incrementado los contratos de alquiler inferiores a seis meses.

“Este tipo de operaciones se han dado por los picos de actividad vinculada a alimentación y comercio electrónico. Además, los proyectos de construcción de nuevas naves se mantienen”, sostiene Alonso, y da un ejemplo: “Hemos visto cómo un promotor va a desarrollar 60.000 metros en Dos Hermanas (Sevilla) sin tener todavía un cliente. Eso significa que confía en que el mercado responderá”.

Desde CBRE, su director nacional industrial Alberto Larrazabal hace un diagnóstico parecido. “Partíamos de un primer trimestre muy bueno. En abril y mayo el coronavirus se notó, muchos inversores han pospuesto sus operaciones, pero no las han parado”.

Si el año pasado la logística recibió unos 1.200 millones en inversiones en España, este ejercicio tan extraño podría terminar con unos 1.000 millones al ritmo actual, con un flujo importante de capital extranjero sobre la mesa. “Hay un interés brutal por el sector. Todos los grandes grupos venden por internet y otros medianos y pequeños han empezado a hacerlo.

El sector de alimentación se ha disparado, todos intentan mejorar sus sistemas informáticos”, analiza el representante de CBRE. También han cambiado las necesidades. Se buscan espacios más pequeños, cercanos a las ciudades, para esa distribución de paquetes puerta a puerta. Las industrias, por su parte, han necesitado naves para colocar los excedentes no vendidos durante el cierre de la actividad.

El calcetín se ha dado la vuelta: “Antes del boom del comercio electrónico decíamos que éramos el patito feo… ya no”. La rentabilidad ahora llega al 5% y los inversores inmobiliarios lo ven como un refugio frente a la caída de otros segmentos.

Nuevas operaciones

En la punta de la pirámide de ese mercado están los grandes del comercio electrónico. Amazon, que a finales de julio anunció que creará 2.000 puestos de trabajo en España, abrirá dos centros logísticos en Sevilla y Madrid, así como otros menores en Murcia, Rubí (Barcelona) y Leganés (Madrid). Aliexpress (Alibaba) ha invertido en su brazo logístico, Cainiao, habilitando una ruta comercial que operará tres vuelos semanales desde Hong Kong a Madrid con escala en Lieja (Bélgica). En todo el mundo, la plataforma china sumará 1.000 nuevas rutas aéreas para reducir el tiempo medio de espera a tres o cinco días. “Hemos ampliado las posibilidades logísticas en España mediante alianzas con más de 10 empresas diferentes de logística y almacenaje —entre ellas Correos, Packlink, E-log Canarias, Genei, 4PX o EDA—”, describe un portavoz por correo electrónico. Precisamente, el operador público español ha comprado 43.000 metros cuadrados en Zaragoza para construir una nueva plataforma. Hasta el fondo Blackstone ha adquirido activos logísticos a una empresa del sector, Gallastegui.

En consecuencia, el empleo muestra una cara más amable que en otros negocios. Un informe de Randstad apunta a que en junio se firmaron en el sector 79.045 contratos, un 15,7% más que en mayo. El dato es, todavía, un 31% menor que el del mismo mes del año pasado, pero está claro que nada está siendo igual en este 2020. “La recuperación en la logística va a ser rápida y superior a la media, a tenor de la percepción de los empresarios”, escribe Valentín Bote, director de Randstad Research.

Desde XPO Logistics, uno de los gigantes mundiales del ramo, su director de Transporte en la península, Massimo Marsili, cree que en estos meses la lección que ha aprendido las empresas es que sin tecnología hay poco que hacer. “Lo que quieren los clientes es seguridad, eficacia y adaptación.

Durante el confinamiento, por ejemplo, nosotros entregamos por toda España más de 100 millones de mascarillas, 1,5 millones de pruebas PCR, 825 respiradores. Hemos contratado a más de 1.000 personas y pasamos de hacer 1.500 entregas diarias en última milla (en los domicilios) a 4.500. Eso fue posible porque el grupo invierte cada año más de 500 millones en innovación”.

También hay prometedoras start-ups que, como las fintech en banca, se saltan con tecnología las barreras de entrada en un sector que requiere, a priori, importantes inversiones. “Hacemos todo lo que no hacen los grandes”, relata Yaiza Canosa, fundadora hace cuatro años del operador Goi, que acaba de recibir una inyección de 17 millones de euros para seguir creciendo. “Sectores fragmentados y poco digitalizados, con empresas muy locales, desprofesionalizadas, son una oportunidad.

Nacimos como un híbrido tecnológico y logístico”. Su empresa transporta, instala muebles y monta electrodomésticos para clientes como Ikea, Leroy Merlin o Amazon. Apenas tienen almacenes propios, sino que operan los de terceros.

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