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La historia de la fallida terminal ferroviaria y planta de FAW en Lázaro Cárdenas

Once años desde su anuncio cumplen dos proyectos que prometían una inversión de 230 millones de dólares y la creación de miles de empleos en los municipios de Zinapécuaro y Lázaro Cárdenas y que finalmente nunca se concretaron. En estos proyectos estuvieron involucrados el expresidente Felipe Calderón Hinojosa, el exgobernador Lázaro Cárdenas Batel y el empresario Ricardo Salinas Pliego, estos dos últimos, actuales asesores del presidente Andrés Manuel López Obrador.

En el año 2007, la empresa Kansas City Southern y el gobierno de Cárdenas Batel anunciaron la construcción de una nueva terminal ferroviaria en el puerto de Lázaro Cárdenas, con una inversión de 80 millones de dólares y la promesa de creación de 8 mil empleos directos.

Dicha terminal tenía como objetivo cubrir la expectativa de crecimiento en el movimiento de carga de importación y exportación en el puerto michoacano, que se estimaba entre un 20 y 30 por ciento anual.

Con este proyecto se explotaría también el potencial en la Isla de la Palma, pero la obra fue posponiéndose pese a que el gobierno del estado comenzó las gestiones para su realización.

El principal obstáculo fue la desincorporación de terrenos de la Isla de la Palma, que encontró una fuerte oposición en el Congreso, pues se buscaban concesionar 130 hectáreas de la Isla de la Palma y la parte norte de la Isla del Cayacal para la construcción de la terminal intermodal ferroviaria.

Aunque el proyecto estaba contemplado para terminarse en 5 años, hasta la fecha sigue inconcluso y sin visos de concretarse.

En noviembre de ese mismo año, 2007, el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa y el empresario Ricardo Salinas Pliego, en presencia de Lázaro Cárdenas Batel, pusieron en Queréndaro, municipio de Zinapécuaro, la primera piedra de la que debía ser la planta de coches FAW, una marca china que comercializaba Elektra a través de “Grupo Salinas Motors”.

Un mes antes, en el puerto de Lázaro Cárdenas fue descubierta una embarcación que contenía los primeros autos FAW que llegaron a México y que Grupo Elektra a través de la empresa “Grupo Salinas Motors”, pretendía vender en el país, pero los autos no podían desembarcar, pues carecían del permiso de importación, además de que por su fabricación extranjera cada auto debía pagar un impuesto equivalente al 50 por ciento de su valor.

Fue así que Grupo Salinas Motors firmó con la Secretaría de Economía una carta – intención de instalar una planta en México, con lo cual logró el permiso de importación de 5 mil autos exentos de arancel, anunciándose una inversión de 150 millones de dólares y la promesa de 4 mil empleos directos una vez estuviera en funciones la planta.

El proyecto contemplaba que en tres años, en 2010, salieran los primeros vehículos de la cadena de ensamblaje, pero después de la primera piedra no se colocó una segunda, y la planta, once años después, quedó como una promesa y un recuerdo para los vecinos de Zinapécuaro.

Dos años después FAW desapareció en México y Luis Niño de Rivera, vicepresidente del Banco Azteca y vocero de Grupo Salinas informó que la planta en Zinapécuaro quedaba cancelada. La desaparición abrupta de FAW también dejó desamparados a los compradores de sus coches, que quedaron sin refacciones ni talleres de la marca, por lo que se presentó una demanda sumaria por fraude contra Elektra.

Hoy Lázaro Cárdenas Batel es Jefe de Asesores del presidente Andrés Manuel López Obrador, mientras que Ricardo Salinas Pliego es miembro del Consejo de Empresarios del tabasqueño.

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