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13 horas de CDMX a Acapulco. Así operaban los primeros autobuses en México

El autobús urbano y foráneo es el medio de transporte que vino a solucionar el problema de traslado de aquellas personas que no tienen la capacidad para adquirir un automóvil o viajar por otros medios.

En la actualidad, los viajes por autobús representan el 83% de todos los realizados por carreteras. En 2018 se movilizaron tres mil 945 millones de pasajeros por este medio.

No obstante, en 1912 (año en que se instalaron los primeros transportes de pasajeros mediante las rutas: Zócalo-Tacuba y Zócalo – La Villa), las cosas eran muy diferentes.

En aquellos años, los camiones de pasajeros traían asientos de vigas de madera, tablas y otros objetos. Fue tanta su popularidad que, en plena década de los años veinte, las unidades de transporte colectivo ya sumaban 1,722 camiones.

Autobuses comenzaron a tener gran auge

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La proliferación de incontables empresas de ómnibus o camiones foráneos fue impulsada principalmente por el desarrollo de las primeras primeras carreteras trazadas y construidas por la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas.

Todas tenían diferentes destinos que iban de la CDMX a ciudades como Toluca, Pachuca, Puebla y Acapulco, y la mayoría trasladaba a turistas nacionales y extranjeros a los sitios históricos o de descanso (claro, a un bajo precio).

De esas compañías de ómnibus destacaron aquellas conformadas por cooperativas o sindicatos que en los años cuarenta representaban el avance social del país.

De acuerdo con la SCT, estas cooperativas estaban formadas por varios propietarios de vehículos que explotaban determinada ruta, para lo cual reunían sus propiedades, esfuerzos y trabajo en una organización común de beneficio colectivo.

Ejemplo de ello fue el Sindicato de Propietarios de Autos-Pullman de la línea México-Cuautla-Matamoros-Oaxaca y Anexas, el cual fundado en 1926, y que para fines de los cuarenta, ya disponía de 24 camiones de primera clase y 65 de segunda.

¿Qué atractivos turísticos ofrecía esta línea? Amecameca permitía admirar los volcanes Popocatépetl e Iztaccíhuatl; Cuautla ofrecía sus aguas minero-medicinales; Acatlán, su losa primitiva con formas de animales, flores, y Oaxaca su riqueza cultural.

Otra empresa que marcó un parteaguas para el transporte foráneo en México fue el Sindicato de Propietarios de Auto-Transportes de las Líneas Unidas del Sur, mejor conocido como Flecha Roja, el cual reunía en los años cuarenta a 128 propietarios de ómnibus.

Los camiones Flecha Roja salían diariamente a varios destinos, por ejemplo, a Cuernavaca cada 20 minutos; a Acapulco, cada hora; a las grutas de Cacahuamilpa, cada hora también.

En cuanto a los tiempos de traslado de México a Acapulco (456 km de carretera) el ómnibus hacía 13 horas 25 minutos que incluía las paradas para comer.

Sin embargo, algunas notas periodísticas de aquella época mostraban que los conductores de esa línea manejaban de forma temeraria.

Por increíble que parezca, en México aún existen líneas de autobuses tradicionales que continúan ofreciendo su servicio a turistas mexicanos y extranjeros.

Entre las más conocidas están Estrella de Oro (1921), Flecha Amarilla (1932), Transportes del Norte (1934), Autobuses Anáhuac (1933), ADO (1939) y Ómnibus de México (1948).

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