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Los problemas para robotizar el transporte

Los trenes sin conductor son ya una realidad y, asimismo, las naves espaciales y los aviones pueden ser dotados de tecnología para manejarse de forma robotizada, pero en el caso de los automóviles, como los de Google, el desafío de la conducción inteligente es más complicado, según expertos.


Google, una empresa con tentáculos en todo tipo de sectores innovadores más allá de sus orígenes en internet, lleva comprometida desde hace seis años con un novedoso proyecto de vehículos que se manejan solos, sin conductor humano.

Precisamente esta semana la tecnológica dio datos sobre su iniciativa, concebida como un proyecto a largo plazo, tras cifrar en sólo once los accidentes registrados hasta el momento con estos vehículos tras más de 2,5 millones de kilómetros recorridos por carreteras de California; todos los siniestros fueron de poco calado, y en ningún caso el causante fue el vehículo automatizado de Google.

De entre todos los transportes, según los expertos, el coche es de los más difíciles de robotizar, porque las infraestructuras (carreteras) por las que circula no están adaptadas a esa tecnología, y además el vehículo tiene que sortear muchas situaciones imprevistas, incluida la inesperada interrelación con otros vehículos no automatizados, los peatones o meteorología adversa.

El director de proyectos de la División Aeroespacial de Sener, Víctor Marco, explicó que en los casos en los que se han implementado sistemas autónomos de transporte de pasajeros, como el ferroviario, en donde los convoyes sin conductor humano son ya una realidad, todo el entorno e infraestructuras han sido previamente adaptados a ello.

Actualmente, no sólo funcionan los trenes sin conductor humano en trayectos de corto recorrido, como el que enlaza, por ejemplo, la terminal 4 con la Satélite del aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid-Barajas, sino también en convoyes urbanos como el de la ciudad de Turín (Italia).

En estos casos, explicó el directivo de Sener, el entorno ferroviario, es decir, la línea por la que circula el tren, fue adaptada por completo a esta tecnología, mientras que el manejo de los convoyes se realiza desde un centro de control.

Los sistemas que hay que desarrollar para que un tren conduzca autónomo son mucho menos complejos que los que precisa un coche sin conductor, porque el entorno de este tipo de transporte por carretera no ayuda al vehículo a manejarse solo.

Además, dijo, el coche se enfrenta al desafío de tomar decisiones con inteligencia artificial en un marco de circulación con muchos otros vehículos no automatizados y muchos imprevistos.

Un avión robotizado sería un paso intermedio de conducción autónoma en el transporte entre los trenes automatizados y los vehículos con conducción inteligente, según el responsable de Sener.

En aeronáutica, parte de la tecnología de automatización habría que implementarla en el propio avión, pero asimismo en el entorno aéreo (aeropuertos, torres de control, etc), dijo.

El avión recibiría órdenes del centro de control (torres, aeropuertos) y los controladores podrían cambiar rutas, la altitud del vehículo o el aeropuerto de destino, para garantizar siempre la seguridad del trayecto.

Hoy ya existe tecnología para fabricar un avión completamente autónomo y sólo habría que integrarla en el aparato y en los propios aeropuertos y resto de infraestructuras de navegación aérea.

Actualmente hay muchos automatismos dentro de la cabina del avión: sistemas para garantizar las comunicaciones seguras, redundancia a bordo de equipos para prevenir fallos, piloto automático.

Otras tecnologías avanzadas también en funcionamiento están en proyectos de Defensa, como los drones, y de espacio, como el vehículo de reentrada IXV recientemente testado por la Agencia Espacial Europea (ESA), en un entorno mucho más difícil de controlar que el espacio aéreo por el que circulan rutas comerciales, añadió.

La compañía BAE Systems realizó varios vuelos experimentales con una aeronave de 16 pasajeros desde 2013, pero no se vislumbran planes de líneas comerciales para operar vuelos sin piloto.

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