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La dependencia de la gasolina de Estados Unidos 

Actualmente cuatro de cada diez litros de gasolinas que se venden en México provienen de Estados Unidos. Si tomamos en cuenta que a partir de la semana pasada ese vecino es algo inestable política, económica y emocionalmente, valdría la pena que nuestro país considere conseguir a nuevos proveedores de gasolinas en el mundo.

Es cierto que la victoria de Donald Trump nos agarró por sorpresa, sin embargo, resulta una buena oportunidad para que México diversifique sus relaciones comerciales, sobre todo en aquellos productos que son sensibles en el día a día de las personas y de la economía en general, como los combustibles.

Y lejos de hacer especulaciones (pues Trump ya le bajó varias rayitas a su discurso extremo), será importante que el gobierno mexicano considere seriamente voltear a ver a otros países, porque al menos en el corto plazo, no se ve que despegue la producción nacional.

Hoy, de cada diez litros de gasolina que consumes en México, tan sólo medio litro proviene de países que no son Estados Unidos: un poquito de Holanda, otro de Arabia Saudita, algo de Singapur y algunas gotitas de Bahamas y Finlandia.

Si México hoy se decidiera a comprar la gasolina en otro lado sin duda tendría que mirar hacia Singapur e Italia, países que tienen capacidad de refinación y son líderes en exportación regional.

Sin embargo, y si así fuera, México tendría que importar el combustible directamente en sus puertos, puesto que ahora, ese medio litro de gasolina que compramos a otros mercados sigue entrando por Estados Unidos a través de transacciones comerciales de día a día, conocidas como swaps, mediante los cuales Pemex, como único importador y proveedor en México, compra la gasolina vía electrónica a diferentes empresas del mundo, sin embargo, nos la mandan de los inventarios que tienen cada una de esas empresas en Estados Unidos por la frontera y vía ducto.

Del lado del Pacífico la gasolina puede llegar por el puerto de Salina Cruz procedente de cualquier destino asiático, aunque el costo del transporte tendría que verse reflejado en el precio final. Por el Golfo, Veracruz es la única opción para desembarcar el combustible que procedería de Europa.

Así, en gasolinas se debería aplicar la misma estrategia de diversificación que se está haciendo con las exportaciones de petróleo, donde a pesar de que Estados Unidos sigue siendo el principal destino con el 39 por ciento del crudo que se produce en nuestro país, a los países del Lejano Oriente ya se les vende casi cuatro veces más petróleo que hace cinco años, mientas que a Europa ya le vendemos el doble de crudo en comparación con el mismo periodo.

Fuente El Financiero 

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