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Francia quiere construir 1.000 kms de carreteras solares

La ministra francesa de Ecología y Energía, Ségolène Royal, ha anunciado la intención del gobierno galo de construir 1.000 km de carretera con paneles fotovoltaicos en los próximos cinco años. La iniciativa estaría dirigida a aprovechar esa carretera no solo como vía de comunicación, sino como una innovadora forma de proporcionar energía a millones de personas.

En ese anuncio se habla de los grandes beneficios de esta idea: 4 metros de carretera serían suficientes para proporcionar energía a un hogar, y un kilómetro bastaría para completar el suministro de 5.000 hogares. Todo parece prometedor hasta que vuelven a ponerse en la balanza las ventajas y las desventajas (que las hay, e inquietantes) a este tipo de proyectos.

La eterna promesa de la carretera solar

Los 5 millones de hogares que podrían recibir energía gracias a esa carretera solar son desde luego una cifra asombrosa y que hace pensar de nuevo que este tipo de proyectos merecen el apoyo masivo que han tenido en campañas como la de Indiegogo, que el matrimonio formado por Scott y Julie Brusaw puso en marcha y que logró recaudar 2,27 millones de dólares.

En este caso el proyecto sería realizado por la empresa Colas, que haría uso de los paneles Wattway, unas placas de 7 mm de grosor que se sitúan sobre el pavimento y que recolectan la energía solar a través de una fina película de silicio policristalino.

Según los responsables de la empresa esta capa proporciona suficiente resistencia para el paso de vehículos pesados además de la tracción necesaria para que los coches no patinen. Royal ha indicado que el coste del proyecto se cubriría mediante incrementos en los impuestos a las gasolinas, algo que ella afirma que sería lo lógico dado que el precio de los carburantes se ha reducido en los últimos meses.

Críticas preocupantes

El debate sobre la validez del concepto es desde hace tiempo muy intenso en foros de usuarios como Reddit, donde varios usuarios han planteado sus dudas a la construcción de este tipo de vías y su validez como sistemas alternativos para comunicar todo tipo de poblaciones y como elementos de recolección de energía.

Un usuario de YouTube llamado Thunderf00t publicó hace ya casi dos años un vídeo en el que avisaba de los desventajas de estas carreteras solares, y la discusión generada tanto en YouTube como en Reddit fue intensa y dio lugar a todo tipo de argumentos sobre la verdadera validez de la propuesta de esta tecnología.

Como explicaba un usuario en otro debate en Reddit, habría varios argumentos importantes en contra de su construcción, como el coste de construcción, el coste de mantenimiento (es probable que las reparaciones sean complejas y costosas) o su eficiencia real (paso constante de coches, suciedad acumulada). Sin olvidar que a la gente podría ocurrírsele robar estos paneles para revenderlos o utilizarlos de forma más privada.

¿Qué hay de la seguridad?

A todos esos factores se le suma el hecho de que hasta el momento no se ha podido evaluar el comportamiento de una vía de este tipo en la práctica porque, simplemente, no existen. La instalación de 1.000 km de carretera solar parece una forma peligrosamente ambiciosa de plantear una evolución tan importante de infraestructuras de este tipo.

A las críticas anteriores se le suma la que afecta a la propia seguridad en la conducción. Las dudas sobre la fricción que proporcionarán este tipo de vías son importantes, y tanto por el material como por la forma en la que se presenta sobre el asfalto aparecen críticas sobre el comportamiento de los coches en una superficie que podría sufrir especialmente en condiciones meteorológicas complicadas.

Hay quien ha apuntado a que la fricción y tracción de este tipo de carreteras solares será suficiente para proporcionar la seguridad necesaria. El matrimonio Brusaw ya explicó que en su caso el cristal está “templado”, lo que lo hace seis veces más fuerte que el cristal normal (algo que probablemente también impone un coste importante en la producción), y aunque ese material se fragmente no lo haría en trozos con alguna parte afilada.

Sus argumentos, como los que están en contra, son imposibles de verificar sin que esas carreteras se pongan finalmente en marcha, y aun cuando el interés que genera la idea es notable, uno podría pensar que una implantación tan masiva como la que plantea el gobierno francés podría ser un potencial desastre. Estaremos muy atentos a este desarrollo.

Vía | Inhabitat

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