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“Estamos en el peor momento”, se queja Operador, ”Ahora sí que uno ya no sabe qué puede pasar”


Por Edgar Ledesma de Milenio

Antes de encender el motor del tráiler, José Cándido toma el rosario que cuelga en el espejo retrovisor y se encomienda a Dios. Le pide que lo proteja durante el trayecto y que lo regrese con bien a casa.

“Ya tengo tres asaltos en carretera”, nos dice como si hablara de heridas de guerra. “Sale uno de la casa y ya la señora está con el alma en un hilo. ¿Y por qué? Porque las noticias dicen que los camioneros que salimos ya no regresamos, que desaparecemos. Ahora que si bien nos va, nos golpean y nos dejan botados en la carretera”.

Cándido conduce cuatro veces por semana por la carretera más peligrosa para los transportistas en México: la Puebla-Orizaba-Tuxtla, once horas y media en el que los choferes están a merced del crimen organizado. MILENIO lo acompaña hasta Orizaba para seguir a Tuxtla Gutiérrez, unos 854 kilómetros para observar su diario trajinar.

“Estamos en el peor momento”, se queja Cándido. “Ahora sí que uno ya no sabe qué puede pasar. Todas las semanas se escucha que ya asaltaron a uno, que ya se robaron un tráiler completo, que ya apareció la caja que se habían robado. La verdad esta carretera siempre ha sido peligrosa. Pero ahora lo es más”.

Apenas en junio pasado, el transportista Luis Gerardo fue asesinado durante un asalto antes de llegar a Orizaba. “Qué triste que los compañeros trabajadores que se ganan el sostén de sus familias desvelándose, pierdan su vida al ser asaltados”, escribió uno de los amigos de Luis Gerardo en un grupo de WhatsApp donde está Cándido.

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Las carreteras en México se encuentran bajo fuego. Los robos a transportistas y a conductores de autobús pasan el pico más alto de inseguridad de los últimos 15 años, de acuerdo con cifras oficiales. Puebla, Michoacán y el Edomex son los estados históricamente afectados. En el caso de las carreteras poblanas se presenta un alza del 82 por ciento: se han registrado 620 indagatorias en 2022, en comparación a las 340 del año pasado.

​—“Entonces ya no sólo los asaltan, ¿también los desaparecen?”, regresamos con Cándido.

—Así es. Por ahí se ha sabido de compañeros que los asaltaron pero que no aparecen. Pasan los días, los meses. De unos, de plano no se vuelve a saber nada. De otros, que ya los encontraron, pero pues en malas condiciones.

La carretera cruza por las comunidades de Amozoc, Quecholac y San Martín Texmelucan. A ese trayecto le llaman el Triángulo Rojo. “Aquí es dónde los transportistas son más asaltados”, dice Cándido. “La maña ha improvisado caminos en la terracería. Y como no hay policía, por ahí huyen”. Antes de despedirnos de Cándido y de subirnos a un camión de pasajeros, nos dice que el tramo más peligroso es Veracruz… y sí.

Al llegar a la zona de Malpasito, la señal del celular se pierde y durante 25 kilómetros la carretera se encuentra mordisqueada. Sólo se alcanzan a ver la maleza que rodea a la carretera, y piedras y palos que utilizan los criminales para obstaculizar el camino. Pasando la caseta, la de Ocozocoautla-Las Choapas, se poncha la llanta delantera del autobús.

Los ladrones aprovechan un desperfecto del conductor para asaltarlo. (Ariel Ojeda)
Los ladrones aprovechan un desperfecto del conductor para asaltarlo. (Ariel Ojeda)

Este tramo es considerado desde 2011 como el más peligroso del país. En lo que va de este año, la Alianza Mexicana de Organizaciones de Transportistas ha registrado 20 asaltos a camiones de pasajeros. Esta misma alianza estima que en México cada 24 horas es asaltado un camionero.

Aquí pasa una hora. Pasan dos. Y nadie ayuda. Estar cerca de la caseta no garantiza estar a salvo. En plena oscuridad, Armando Ramírez, el chofer, logra cambiar el neumático. “¡Vámonos!”. Kilómetros más adelante, sin embargo, un grupo de asaltantes ya nos esperan. Le ordenan a Armando que se detenga.Armando no obedece. Acelera. Una piedra quiebra el parabrisas. Armando no se detiene.

“Si nos tardamos tantito más en arreglar la llanta, ahí mismo nos atracan”, dice Armando todavía con la adrenalina arriba. “Nos apedrearon para que nos paráramos. Ese es el gancho para atracar: romper el parabrisas para que te pares y te asalten”.

Armando toca la imagen de la Virgen de Guadalupe que tiene pegada en el tablero. Encomendarse a lo divino es lo que nos resta hasta regresar a casa.

Fuente https://www.milenio.com/estados/carretera-puebla-orizaba-tuxtla-la-mas-peligrosa-para-transportistas

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