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20 Años de Huachicoleo en México  

Las primeras alarmas por el mercado negro de combustibles sonaron hace 20 años en la frontera de Tamaulipas con Texas, desde allá se importaron enormes cantidades de solventes en pipas privadas provenientes de las pequeñas refinerías estadounidenses, estos desechos tomaron sentido al ser reutilizados como mezclas con combustóleo, diesel y gasolinas.

Eran una especie de alcoholes que se mezclaban acá; hubo alertas discretas y otras no tanto. El flujo de producto hecho por la mafia crecía y crecía. Cuando no podían mezclar robaban el producto ya fuera de la pipa de Pemex o privada o de plano iban al almacenamiento a recoger producto para hacer la mezcla, en ese entonces ya se hablaban de al menos 6,000 millones de pesos perdidos por Pemex al mes.

Hace 12 años, 12, ya era un hecho que usarían el trazador de combustible, con ese se podría combatir el robo de hidrocarburos, saber si ese producto era de Pemex o no lo era y entonces iniciar un rastreo hasta el origen de los mismos. Hace siete años se hicieron las primeras denuncias de parte de los empresarios gasolineros en el sentido de que eran forzados, obligados, a comprar gasolina robada. Hace cinco años fue notorio que el crimen organizado estaba dentro del negocio del combustible robado y se hicieron las primeras aclaraciones. Se sabía ya que los delincuentes contaban con gente dentro de Pemex que les avisaba sobre cuál era el mejor momento para atacar los ductos.

Hace tres años se tenían contabilizadas pérdidas por 40,000 millones de pesos y se implementó un plan de choque que incluía, por supuesto, armas, inteligencia militar y cooperación de los gobiernos estatales. Es fácil adivinar que pasó, las armas ni llegaron, la inteligencia militar se topó con la burocracia y el presupuesto se atoró.

Fue gracioso porque parte del paquete incluía tener camionetas que pudieran perseguir a los malosos y la compra fue detenida porque los legisladores creyeron que unas camionetas 4×4 serían usadas como taxis de Pemex.

El robo de combustibles y las tomas clandestinas están de regreso en los medios y se supone que ahora el presidente está comprometido a acabar con esta actividad. Lo más fácil es preguntar en Pemex cuántas gasolineras no le compran producto y siguen abiertas y operando, sabemos que desde el 2013 Pemex Refinación encontró al menos a 400 en la región del Bajío y sus conexiones carreteras, saben que desde el 2015 en la carretera México-Puebla hay constante desabasto no así en los pueblos que están tierra adentro de la autopista. Tamaulipas, Nuevo León y Veracruz están en el mapa de los ductos más atacados en la zona del Golfo de México; en el occidente la cosa está también difícil, Michoacán y Jalisco además de Guerrero son centros de operación de las bandas mal llamadas huachicoleros.

Ojo, el huachicol era la mezcla de producto legítimo con solventes y químicos. Lo que hay en Puebla, en el Triángulo Rojo, es crimen organizado —robo y venta de producto inacabado— y los expertos calculan que en el corto plazo se va a parecer al Tamaulipas del 2013.

Funete El economista

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